En estos días de calor, la transpiración es una respuesta natural del cuerpo, pero cuando se vuelve excesiva y escapa del control voluntario, puede transformarse en un verdadero problema, porque no hay nada más incómodo que sentir que el sudor se convierte en un obstáculo para disfrutar del día a día.
Camisas que se manchan, apretones de manos evitados o la constante necesidad de cambiarse de ropa son solo algunas de las situaciones que viven quienes padecen hiperhidrosis, una condición más común de lo que se piensa y que puede impactar la vida social, laboral y emocional.
En Clínica Aurea, hoy es posible dejar atrás este problema de manera sencilla y efectiva
gracias a la aplicación de toxina botulínica, un tratamiento rápido, mínimamente invasivo y
con resultados duraderos que ayuda a recuperar la comodidad y la seguridad personal.
“El exceso de sudor puede generar un alto impacto emocional: muchas personas se sienten
limitadas para usar la ropa que les gusta o inseguras. El tratamiento con toxina botulínica
permite controlar la sudoración y devolver esa sensación de libertad que tanto se valora.
Además, es mínimamente invasivo, rápido y con resultados que se mantienen por varios
meses. En pocos días el paciente puede recuperar su comodidad y confianza, sin
necesidad de cirugías ni tiempos de recuperación”, explica la Dra. Karen Valenzuela,
dermatóloga de Clínica Aurea.
Desde el punto de vista médico, la toxina botulínica actúa bloqueando temporalmente la
señal que las glándulas sudoríparas reciben desde los nervios, reduciendo así la producción
de sudor en áreas específicas como axilas, palmas o pies. El procedimiento se realiza en
consulta, no requiere anestesia ni recuperación, y sus efectos pueden durar entre seis y
ocho meses.
Más allá del beneficio físico, este tratamiento se ha convertido en un verdadero impulso
para la autoestima y el bienestar emocional, permitiendo a las personas volver a sentirse
seguras, tranquilas y cómodas con su cuerpo, además de poder desenvolverse con mayor
libertad y seguridad.
